Una obra para rescatar delolvido un edificio singular

La Casa de la Cultura de Villagonzalo fue rehabilitada por el estudio Arquifaho S.L., recuperando así un edificio incluido en el catálogo de Arquitectura Vernácula de Extremadura.

A mediados del siglo pasado, Luis Morcillo proyectó un edificio de gran nobleza y distinción en la localidad pacense de Villagonzalo, que durante años fue escenario de animados guateques, salas de fiestas y concurridas discotecas. Con el paso del tiempo, el inmueble cayó en el abandono. En 2017, el Ayuntamiento de Villagonzalo decidió apostar por su rehabilitación para transformarlo en Casa de la Cultura, destinándolo a un espacio de usos múltiples, tanto de ocio como formativos. El teatro combina ahora la esbeltez de su arquitectura original con airosas líneas y una fachada enriquecida con molduras y recercados que se abren a la Plaza de España, mientras que hacia la calle Castillejos destaca la firmeza de su mampostería.

El edificio, situado en una esquina, presenta dos fachadas de acabados distintos: hacia la plaza, un revoco blanco con molduras que embellecen huecos y ventanas; hacia la calle Castillejos, una fachada más sobria, de mampostería vista de excelente ejecución. Observando el caserío del entorno, se aprecia que este tipo de acabado es característico en muchas edificaciones, motivo por el cual se revirtieron los alzados, desnudando la fachada principal pero conservando sus ornamentos originales. Actualmente, el inmueble presenta un lenguaje arquitectónico uniforme, complementado con una cubierta transitable que configura una terraza ideal para contemplar la campiña y celebrar eventos al aire libre.

El proyecto se articula en torno a la sala principal y a un sólido núcleo de acceso a plantas superiores, de nueva construcción. Además, se habilitaron en la entrada un módulo de recepción, una amplia sala de exposiciones y aseos. En aquellas zonas interiores donde la mampostería de piedra se encontraba en buen estado, se optó por dejarla vista, en diálogo con una solería de grandes tablas de acero crudo. El núcleo de escaleras está formado por peldaños volados que rodean un ascensor panorámico, con un único apoyo en el muro. En los distribuidores de las plantas superiores, el pavimento es de vidrio de gran formato, permitiendo que la luz natural procedente de la claraboya superior inunde el conjunto.

En la primera planta se dispone un gran salón de reuniones, con frente de piedra y suelo de tarima de roble. Desde este nivel también se accede al anfiteatro de la sala principal. Los aseos combinan paneles fenólicos con la mampostería existente, y su pavimento se ejecutó en cemento industrial. El espacio central, de carácter polivalente, cuenta con escenario y camerino, y una nueva sucesión de cerchas de madera a la española sustituye a las metálicas previstas en el proyecto original. La ejecución de las obras fue llevada a cabo por la empresa Al-Senera, bajo la dirección de Virtudes Navareño como jefa de obra y David Espinosa como director de ejecución.